TALLER NUMERO 3
Los estudiantes se reunirán en el grupo ya establecidos para analizar y desarrollar el caso, los cuales deben presentarlo con el diagrama del caso en la próxima clase.
UNIVERSIDAD
METROPOLITANA DE EDUCACIÓN
CIENCIA
Y TECNOLOGÍA
UMECIT
MATERIA
INVESTIGACIÓN CRIMINAL II
TALLER
PARA EL DESARROLLO DEL CASO
DEBE
DESARROLLAR Y REALIZAR UN DIAGRAMA DEL CASO UTILIZANDO LOS PRINCIPIOS DE LA INVESTIGACIÓN CRIMINAL
La
huella misteriosa y el americano del 11-M
Los errores se producen a diario, forman parte de la
conducta humana. Quién piense en las investigaciones policiales y judiciales
como algo claro y matemático está equivocado. Incluso un organismo policial tan
prestigioso, reconocido y mediático como el FBI comete fallos clamorosos
y, en ocasiones, le es enmendada la plana por la policía de algún pequeño país,
como por ejemplo este llamado España. El 11 de marzo de 2004 se produjeron los
atentados de las mochilas bomba en la red de trenes de Cercanías de Madrid,
lamentablemente una fecha que hizo historia en España. La presión era brutal en
todas las unidades policiales implicadas de una forma u otra en la
investigación.
En el Cuerpo Nacional de Policía se trabajaba a contra
reloj en varios frentes: investigación antiterrorista (conocida como Área de
Información), investigación de los explosivos utilizados y revelado de huellas
y análisis de ADN por parte de Policía Científica. Dejando al margen otras
consideraciones y teorías conspirativas, realmente se cometieron algunos
errores, o más bien pequeños fallos de procedimiento, comprensibles por otra
parte dados la urgencia de los hechos. Lo cierto es que la investigación se realizó
con eficacia y prontitud, como así lo reconocieron numerosas fuerzas policiales
de todo el mundo.
Ese mismo día once de marzo de 2004, horas después de
los atentados, se recuperó en la localidad de Alcalá de Henares una furgoneta
Reanult Kangoo utilizada por los autores de los ataques de Madrid, y se extrajo
de la misma una bolsa con detonadores y restos de explosivo encontrada bajo el
asiento del acompañante.
De esa bolsa se pudo sacar una huella. El problema es
que no se sabía a quién pertenecía, es decir, no estaba fichado en España. El
13 de marzo, se pidió ayuda a otros cuerpos a través de la Interpol. El 2
de abril el FBI les remitió una identificación positiva. Afirmaban que la
huella pertenecía a Brandon Mayfield, un abogado estadounidense. ¿Un abogado
americano y blanco implicado en el 11-M en Madrid?, suena extraño.
No hace falta señalar el hecho de que los americanos
andaban algo preocupados con el tema del terrorismo islamista. Rápidamente se
pusieron manos a la obra con la huella y encontraron 18 posibles coincidencias
con esa huella en su sistema informático. Investigaron todas las identidades,
pero el número uno de la lista era Brandon Mayfield.
¿Porqué Brandon Mayfield?. Quizá influyera el hecho de
que estuviera casado con una egipcia musulmana y que se había convertido al
islam. Los vínculos eran muy débiles, no había ninguna relación directa con
islamistas radicales. Todo eran indicios indirectos, como el hecho de anunciar
sus servicios de abogacía en una revista que era propiedad de un sujeto
sospechoso de tener vínculos con el terrorismo. O una llamada que realizó su
mujer a una entidad caritativa islámica sospechosa de tener vínculos con el
terrorismo. Suena todo muy relativo, como cogido con pinzas. Una pinza, que
coge a otra pinza, que a su vez… Por no hablar de un informe dudoso de
identificación de huellas (identificación lofoscópica). Tampoco pareció
pararles los pies el hecho de que Brandon Mayfield no hubiera estado nunca en
España o que manifestara que llevaba unos doce años sin salir del continente
americano (un argumento fácilmente comprobable).
La policía española recibió del FBI el informe en el
que identificaban a Brandon Mayfield como el sujeto al que pertenecía la huella
misteriosa. Sin embargo, los expertos españoles en huellas enseguida
discreparon de sus colegas estadounidenses, porque en algunos casos las
características de la huella de Mayfield y la de la furgoneta coincidían, pero,
en otros, las coincidencias eran interpretaciones. El 13 de abril las autoridades
españolas informaban al FBI de su disconformidad con esa identificación de la
huella. A pesar del informe español poniendo en duda la identificación, agentes
del FBI, ni cortos ni perezosos, le detuvieron en un suburbio de Portland
(Oregon) en virtud de la PATRIOT ACT, no le informaron de los cargos de los que
le acusaban y no avisaron a la familia del lugar donde se encontraba
detenido.
El FBI “se empecinó” en mantener sus conclusiones e
incluso envió a la Comisaría General de Policía Científica a expertos para
defender la identificación de Mayfield. El FBI presionaba para que aceptara esa
identificación, llegando a insinuar que la policía española que no tenían
interés en investigar o que se negaban a hacerlo.
El 15 de mayo, la Policía Científica del Cuerpo
Nacional de Policía logra identificar con seguridad esa huella de la furgoneta
como perteneciente a Daoud Ouhnane, un ciudadano argelino en paradero
desconocido que también estuvo en la casa de Morata de Tajuña (Madrid) donde se
prepararon las bombas. Rápidamente el FBI envía un equipo de especialistas a
Madrid para mantener una reunión de alto nivel y comprobar con sus propios ojos
el informe de identificación de los españoles. Quedaron convencidos, sin ningún
género de dudas. El 19 de mayo las autoridades españolas hacían públicas las
conclusiones del informe de identificación y al día siguiente Brandon Mayfield
fue liberado.
Era evidente que el FBI y sus procedimientos de
identificación lofoscópica habían fallado. Eran humanos y erraban. Como todo
hijo de vecino. Además esos “cabrones españoles” les habían dado una cura de
humildad.
En noviembre de 2006 el gobierno federal
norteamericano acordó pagar al señor Mayfield una indemnización de dos millones
de dólares. El FBI le pidió disculpas públicamente y revisó sus procedimientos
internos de identificación lofoscópica para evitar que este tipo de casos se
repitieran. Parece que al menos el FBI, aunque no infalible, aprende de sus
errores. En cualquier caso ¡bravo por la Policía Científica del Cuerpo Nacional
de Policía!. Si no fuera por ellos, quizás ahora Brandon Mayfield estaría en
Guantánamo lamentándose de su desdicha.