domingo, 1 de marzo de 2020





TALLER NUMERO 3

Los estudiantes se reunirán en el grupo ya establecidos para analizar y desarrollar el caso, los cuales deben presentarlo con el diagrama del caso en la próxima clase.
       
UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE EDUCACIÓN
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UMECIT

MATERIA INVESTIGACIÓN CRIMINAL II

TALLER PARA EL DESARROLLO DEL CASO

DEBE DESARROLLAR Y REALIZAR UN DIAGRAMA DEL CASO UTILIZANDO LOS PRINCIPIOS DE LA INVESTIGACIÓN CRIMINAL

La huella misteriosa y el americano del 11-M 


Los errores se producen a diario, forman parte de la conducta humana. Quién piense en las investigaciones policiales y judiciales como algo claro y matemático está equivocado. Incluso un organismo policial tan prestigioso, reconocido y mediático como el FBI comete fallos  clamorosos y, en ocasiones, le es enmendada la plana por la policía de algún pequeño país, como por ejemplo este llamado España. El 11 de marzo de 2004 se produjeron los atentados de las mochilas bomba en la red de trenes de Cercanías de Madrid, lamentablemente una fecha que hizo historia en España. La presión era brutal en todas las unidades policiales implicadas de una forma u otra en la investigación. 


En el Cuerpo Nacional de Policía se trabajaba a contra reloj en varios frentes: investigación antiterrorista (conocida como Área de Información), investigación de los explosivos utilizados y revelado de huellas y análisis de ADN por parte de Policía Científica. Dejando al margen otras consideraciones y teorías conspirativas, realmente se cometieron algunos errores, o más bien pequeños fallos de procedimiento, comprensibles por otra parte dados la urgencia de los hechos. Lo cierto es que la investigación se realizó con eficacia y prontitud, como así lo reconocieron numerosas fuerzas policiales de todo el mundo. 

Ese mismo día once de marzo de 2004, horas después de los atentados, se recuperó en la localidad de Alcalá de Henares una furgoneta Reanult Kangoo utilizada por los autores de los ataques de Madrid, y se extrajo de la misma una bolsa con detonadores y restos de explosivo encontrada bajo el asiento del acompañante. 

De esa bolsa se pudo sacar una huella. El problema es que no se sabía a quién pertenecía, es decir, no estaba fichado en España. El 13 de marzo, se pidió ayuda a otros cuerpos a través de la Interpol. El 2 de abril el FBI les remitió una identificación positiva. Afirmaban que la huella pertenecía a Brandon Mayfield, un abogado estadounidense. ¿Un abogado americano y blanco implicado en el 11-M en Madrid?, suena extraño. 
No hace falta señalar el hecho de que los americanos andaban algo preocupados con el tema del terrorismo islamista. Rápidamente se pusieron manos a la obra con la huella y encontraron 18 posibles coincidencias con esa huella en su sistema informático. Investigaron todas las identidades, pero el número uno de la lista era Brandon Mayfield. 


¿Porqué Brandon Mayfield?. Quizá influyera el hecho de que estuviera casado con una egipcia musulmana y que se había convertido al islam. Los vínculos eran muy débiles, no había ninguna relación directa con islamistas radicales. Todo eran indicios indirectos, como el hecho de anunciar sus servicios de abogacía en una revista que era propiedad de un sujeto sospechoso de tener vínculos con el terrorismo. O una llamada que realizó su mujer a una entidad caritativa islámica sospechosa de tener vínculos con el terrorismo. Suena todo muy relativo, como cogido con pinzas. Una pinza, que coge a otra pinza, que a su vez… Por no hablar de un informe dudoso de identificación de huellas (identificación lofoscópica). Tampoco pareció pararles los pies el hecho de que Brandon Mayfield no hubiera estado nunca en España o que manifestara que llevaba unos doce años sin salir del continente americano (un argumento fácilmente comprobable). 

La policía española recibió del FBI el informe en el que identificaban a Brandon Mayfield como el sujeto al que pertenecía la huella misteriosa.  Sin embargo, los expertos españoles en huellas enseguida discreparon de sus colegas estadounidenses, porque en algunos casos las características de la huella de Mayfield y la de la furgoneta coincidían, pero, en otros, las coincidencias eran interpretaciones. El 13 de abril las autoridades españolas informaban al FBI de su disconformidad con esa identificación de la huella. A pesar del informe español poniendo en duda la identificación, agentes del FBI, ni cortos ni perezosos, le detuvieron en un suburbio de Portland (Oregon) en virtud de la PATRIOT ACT, no le informaron de los cargos de los que le acusaban y no avisaron a la familia del lugar donde se encontraba detenido. 
El FBI “se empecinó” en mantener sus conclusiones e incluso envió a la Comisaría General de Policía Científica a expertos para defender la identificación de Mayfield. El FBI presionaba para que aceptara esa identificación, llegando a insinuar que la policía española que no tenían interés en investigar o que se negaban a hacerlo. 


El 15 de mayo, la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía logra identificar con seguridad esa huella de la furgoneta como perteneciente a Daoud Ouhnane, un ciudadano argelino en paradero desconocido que también estuvo en la casa de Morata de Tajuña (Madrid) donde se prepararon las bombas. Rápidamente el FBI envía un equipo de especialistas a Madrid para mantener una reunión de alto nivel y comprobar con sus propios ojos el informe de identificación de los españoles. Quedaron convencidos, sin ningún género de dudas. El 19 de mayo las autoridades españolas hacían públicas las conclusiones del informe de identificación y al día siguiente Brandon Mayfield fue liberado. 
Era evidente que el FBI y sus procedimientos de identificación lofoscópica habían fallado. Eran humanos y erraban. Como todo hijo de vecino. Además esos “cabrones españoles” les habían dado una cura de humildad. 

En noviembre de 2006 el gobierno federal norteamericano acordó pagar al señor Mayfield una indemnización de dos millones de dólares. El FBI le pidió disculpas públicamente y revisó sus procedimientos internos de identificación lofoscópica para evitar que este tipo de casos se repitieran. Parece que al menos el FBI, aunque no infalible, aprende de sus errores. En cualquier caso ¡bravo por la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía!. Si no fuera por ellos, quizás ahora Brandon Mayfield estaría en Guantánamo lamentándose de su desdicha.